Lucciana está en racha. Viene de consagrarse campeona en los dos últimos torneos que disputó: el J300 Barranquilla, en Colombia, y el J300 Inka Bowl, en Lima, donde también se llevó el título en dobles. “La sensación es muy positiva. Me preparé muy bien para ambos torneos. Fui agarrando confianza y las cosas se fueron dando”, nos dice Lucciana, o ‘Lulú’, como le dicen en nuestra filial Villa Deportiva, donde entrena a diario y a doble turno: de 8:00 a.m. a 12 m. y de 2:00 a 4:00 p.m.
Este año es especial para ella. No solo porque ha logrado posicionarse en el puesto 8 del ranking ITF junior, sino porque, precisamente, será su último año como junior: en mayo cumplirá la mayoría de edad. ¿El futuro? Está en evaluación. Puede que apueste por una carrera profesional como tenista o por jugar el deporte que ama a nivel universitario. “Las dos alternativas tienen oportunidades muy grandes”, agrega. “Hay que ir poco a poco. De momento, me enfoco en el presente”.
Su presente competitivo pasa por dos nuevos desafíos: el J300 Porto Alegre y el J500 Criciuma. El primero se disputará del 27 de febrero al 5 de marzo; el segundo, de aún mayor exigencia, del 6 al 11 de marzo. Ambos en Brasil. Lucciana va partido a partido, siempre concentrada. Se siente bien por todo el trabajo realizado hasta ahora, pero sabe que el esfuerzo debe ser permanente y que le espera un largo camino con grandes posibilidades de mejora.
A nuestro Club llegó en 2018. “Estoy muy agradecida con el Regatas. Me apoyaron desde el primer momento. Es increíble cómo gestionan todo, la organización, los directivos… Siempre apoyan al deportista”, dice Lucciana, que, a la par de una deportista calificada, es una adolescente de 17 años. “No estoy siempre con mis amigas del colegio, pero sí tengo un grupo desde la primaria. Somos siete chicas muy unidas. A mi mejor amiga la conozco desde el nido. Salimos juntas cuando podemos. Trato de tener un equilibrio en mi vida, porque también es importante despejar la cabeza”.
Juega tenis en serio desde los 12 años. La vocación le viene de familia: su abuelo, sus padres y su hermano menor la comparten (Lucciana es la tercera de cuatro; el menor tiene 9 años). Entre otras cosas, ella disfruta de esta disciplina porque se trata de “un deporte individual en el que tienes que resolver tus problemas sola. Salir adelante de un muy mal momento depende de ti misma, de tu actitud”.
Su familia, cómo no, está orgullosa de ella; del trabajo y la dedicación que le pone al deporte. Lucciana es de baja estatura, pero no se amilana. “Tengo que trabajar el físico y ser el doble de rápida que una persona alta”, dice. “Me siento bastante bien. Creo que estamos haciendo un buen trabajo con Diego Betancourt, el preparador físico del Club”. Y vaya que se nota.
¡Nacemos deportistas, nos preparamos para ser campeones!
