Fotos: Techi Fuentes
Setenta años no se cumplen todos los días, y menos como asociado de nuestro Club. Julio César Barrenechea lleva siete décadas formando parte de nuestra gran familia celeste y sus recuerdos están intactos. Abogado de profesión, a sus 85 años rememora cómo se hizo asociado del Regatas. “Mi tío Manuel Odriozola habló con mis padres sobre esta posibilidad y ellos aceptaron. Yo tenía 14 años”, cuenta Julio César, que ha llegado a esta entrevista acompañado de su esposa, Nita Gamio.
“Las fiestas de carnavales eran espectaculares. Toda una sensación. Se presentaban las orquestas de Freddy Roland y Carlos Berscia”, recuerda Nita, mientras su esposo sonríe y asiente. Precisamente una fiesta de carnavales motivó la primera vez que ambos vinieron juntos al Club, cuando aún eran enamorados y solo había una playa en nuestra sede.
Tiempo después, ya casados y con dos hijos, comenzaron a disfrutar del Club en familia. “Todos los asociados nos conocíamos”, agrega Julio César.
En una época, Julio César practicaba judo en nuestras instalaciones. Gracias a ese deporte trabó una gran amistad con Carlos Heraud y su esposa Silvia, una amistad que mantienen hasta hoy. Paradójicamente, Silvia y Nita habían sido compañeras de colegio. “Éramos íntimas”, recuerda Juana.
Actualmente, sus hijos y nietos también integran nuestra gran familia. Incluso, una de sus nietas, Alessandra, formó parte del equipo de natación del Club. “Para nosotros, ser socios del Regatas es un privilegio. Nuestra familia ha crecido y el Club también lo ha hecho… Ha crecido muy bien”, dice Julio César.
Sin duda, este matrimonio tiene el corazón celeste. Ambos siguen con entusiasmo los partidos de nuestro equipo de vóley y celebran cada punto. Los dos están orgullosos del vínculo que comparten con nosotros y de que su historia familiar se componga, en gran medida, de recuerdos vividos en nuestra casa.