Jorge Adrianzén Prato, director secretario del Club, estuvo a cargo del discurso.
Promediaban las 11:30 a.m. del domingo 24 de abril cuando, luego de la Misa de Campaña por el aniversario del Club, llegó el momento del Discurso de orden y la colocación de ofrendas florales frente al busto del fundador de la institución, Dr. José Vicente Oyague y Soyer; el monumento a los asociados inmolados en la Guerra del Pacífico, y el monumento al Gran Almirante Miguel Grau Seminario. En la explanada frente al Hall Principal, fue Jorge Adrianzén Prato, nuestro director secretario, quien estuvo a cargo del discurso.
A continuación, reproducimos sus palabras:
Señor Jaime Alejandro Cornejo Bustillo, presidente del Club de Regatas “Lima”; señor Almirante Alberto Alcalá Luna, comandante general de la Marina de Guerra del Perú; señor Augusto Miyashiro Ushikubo, alcalde de la Municipalidad Distrital de Chorrillos; señor Jorge de Albertis, regidor de la Municipalidad Distrital de Miraflores; señores expresidentes del Club de Regatas “Lima”; señor vicepresidente del Country Club Villa, Alberto Hurtado Araujo Álvarez; señores asociados integrantes del Consejo Directivo, Junta Calificadora y de Disciplina y Revisores de Cuentas; señores asociados y familiares. Señores todos:
Es un honor estar presente ante ustedes para hacer uso de la palabra en un acto tan importante y reflexivo como el que nos convoca. Homenajear a nuestro querido y centenario Club de Regatas “Lima” es un ejemplo de civismo enmarcado dentro de nuestra peruanidad, la misma que alcanza profundo relieve si somos conscientes de que vivimos en un país marítimo por excelencia; y donde el medio en el cual desarrollamos nuestras actividades náuticas –deportivas, sociales– es el mar de Grau.
De hecho, nuestro Club es un claro indicador de lo dicho, y, al reconocer como propia aquella característica marítima de nuestra patria, nos damos cuenta de que los momentos, tanto de mayor honra como las horas más oscuras de la historia peruana, se vincularon con el mar.
Este concepto fue comprendido por el entonces capitán de navío Miguel Grau Seminario, en el año 1878.
Sus palabras han logrado romper el olvido del tiempo y alcanzar una vigencia aleccionadora. Las cito textualmente:
“La civilización debe a la Marina gran parte de su notable desarrollo; donde quiera que arribe un buque lleva un germen de progreso: las ciencias, las artes, el comercio, la industria, han sido esparcidos en el mundo por medio de la navegación”.
La razón que nos reúne hoy en nuestro querido y centenario Club de Regatas “Lima” nos obliga a evocar sus inicios, volver a pensar en sus peculiaridades y plantear líneas futuras de continuidad.
Tal como sostuvo el Gran Almirante Miguel Grau Seminario respecto de la Marina de Guerra del Perú, en su atributo de elemento de comunicación y herramienta de intercambio de información, comprendemos que, gracias a la estadía de nuestro fundador, José Vicente Oyague y Soyer, en Inglaterra, retornó al Perú para iniciar un club dedicado a la práctica del remo, deporte que conoció en la Gran Bretaña.
Es así como, hace 147 años, un grupo de entusiastas jóvenes peruanos liderados por el distinguido don José Vicente Oyague y Soyer, decidieron establecer un club de remo, que, con el transcurso de los años, sería el club de deportes náuticos más reconocido del Perú.
Este prestigio lo hemos obtenido con perseverancia, palada tras palada, sudando y madrugando cotidianamente, aprendiendo que el esfuerzo, la constancia y la disciplina que el deporte exige son los pilares sobre los que el triunfo y la satisfacción personal descansan.
Lo importante de esto es que no se limitan al ámbito deportivo; al contrario, se proyectan a la vida profesional, social y familiar de todos y cada uno de nuestros asociados, característica nuestra que ostentamos desde nuestros inicios.
Hablando de inicios, me permito recordar la competencia en que nuestro Club participó el jueves 29 de junio de 1876. La experiencia remera que teníamos en dicho momento no era la adecuada aún, pero dejamos todo en la cancha.
En esta regata nuestro club se enfrentó con el Club Chorrillos. Los botes competidores eran el “Josefina”, remado por nosotros, y el “Mercedes” remado por el Club de Regatas “Chorrillos”.
La tripulación del Regatas “Lima” estuvo integrada por nuestros distinguidos asociados Oyague y Soyer, Pérez De Velasco, Harvey, Valdéz y, como timonel, el asociado Elejalde.
La crónica del diario “El Comercio” anotó, refiriéndose a nuestros asociados competidores, lo siguiente. Cito textualmente:
“Ni arrojo ni entusiasmo les faltó.
Perdieron porque debían perder.
Gloria a los vencidos”.
No alcanzamos la victoria en dicha regata, pero mantuvimos la dignidad, tal como reza una línea de un himno interno de nuestra querida Marina de Guerra del Perú:
“la dignidad se conserva al ganar,
la dignidad se conserva al perder”.
Las autoridades que conformaron el Comité de Regata en aquella ocasión fueron los capitanes de navío Hercilio Cabieses, Miguel Grau, Juan Guillermo More y Camilo Carrillo, así como el capitán de fragata, Patricio Iriarte, y los capitanes de corbeta, Ramón Freyre y Elías Aguirre.
Los presidentes del Club de Regatas “Lima” y Club de Regatas “Chorrillos”, señores Ortiz de Zevallos y Aramburú, respectivamente, completaron la nómina.
En este punto, creo importante reflexionar respecto de la relación iniciada desde nuestros orígenes con la ya bicentenaria Marina de Guerra del Perú. Vemos que, durante este periodo auroral del club, nos unían la promoción de los deportes náuticos. A los pocos años, nos uniría el sacrificio en defensa de nuestra patria, donde varios de nuestros asociados se enrolarían tanto en el Ejército como en la Armada.
Debemos recordarlo y estar orgullosos de ello. El Club de Regatas “Lima” ha tenido una valiosa contribución a la historia del Perú.
La sangre derramada por nuestros asociados Ernesto Plascencia, Hernando de Lavalle, Alberto del Campo, Felipe Valle Riestra, Manuel Dañino, Melecio Casós, Gaspar Petrone, Armando Castañeda y Carlos Gonzales; así como las heridas de José A. Barrenechea, Alonso Pezet y Domingo Valle Riestra, este último timonel y posterior guardiamarina del monitor Huáscar, bajo el comando del capitán de navío Miguel Grau Seminario, durante la campaña naval de 1879.
Igualmente, recordar que Felipe Valle Riestra falleció en la batalla de Miraflores empuñando la espada del vicealmirante Martín Jorge Guise, su ancestro político y primer Comandante General de la Marina.
Cabe una mención a nuestro trabajador Ángel Camacho, apodado ‘Víbora’, quien se inmoló y evitó, con su sacrificio, que nuestro querido Club fuera utilizado por el ejército invasor para almacenar pertrechos de guerra.
Recordemos a los asociados fallecidos durante la denominada Guerra del Pacífico, cuyos nombres se encuentran tallados en bronce y piedra para que el olvido no los cubra con su manto.
Por ello, cito una décima dedicada a nuestros asociados inmolados en la Guerra del Pacifico por Nicomedes Santa Cruz:
Gloria a los socios valientes del Club de Regatas” Lima” que dejaron en la cima,
su sangre de combatientes,
vosotros, sus descendientes,
como deber, recordadlos,
como homenaje, exaltadlos,
como emulación, seguidlos,
y como ejemplo, imitadlos.
Esto, estimados señores, es una muestra de que nuestro Club de Regatas “Lima” supo traspasar los valores humanos y patrios, solidificados dentro de nuestra vida de club, a nuestra sociedad durante los momentos más críticos de su historia, aun cuando esto significó entregar la vida por el Perú.
Ahora, la lucha contra quienes buscan destruir nuestro sistema de vida fundado en valores occidentales, los cuales nos han dado nuestro idioma, nuestra idiosincrasia, nuestra manera de ver el mundo, nuestra fe, nuestra peruanidad, es una lucha frente a la cual no podemos ser ajenos.
He aquí la importancia de impartir valores a la juventud nuestra: enseñar, con verdad, la historia contemporánea. Evitar que las denominadas “narrativas” destructivas distorsionen las causas y consecuencias de eventos del pasado. La mentira y las emociones mal generadas conllevan a la desunión, a la desconfianza, a la ruina.
No exagero al decir que nuestro futuro se encuentra en peligro por el absurdo menosprecio del pasado, espacio temporal que hemos descuidado y que ha sido tomado por enemigos contrarios a nuestra cosmovisión.
El Regatas “Lima” es semillero de valores deportivos, sociales y profesionales. Pienso que nuestra responsabilidad como club es grande y se proyecta a la sociedad que nos alberga. Pensemos y reflexionemos sobre lo dicho, porque lo que ocurra fuera de nuestras instalaciones nos alcanzará y afectará tarde o temprano.
El Club de Regatas “Lima” es una institución donde la promoción de valores cívicos debe ser una peculiaridad que llame la atención. He aquí la importancia de repasar nuestra historia; en especial, la historia contemporánea, aquella que nuestros padres, nosotros y nuestros hijos respiran y viven. Nos ha tocado vivir años difíciles. Vivimos tiempos muy difíciles.
Nuestra manera y forma de ver la vida, fogueada en nuestro centenario club, nos permitirá, espero y deseo, pisar firme para el levante final y alcanzar la victoria.
Estemos seguros de que el legado iniciado por nuestros fundadores no se ha difuminado; al contrario, el auroral espíritu competitivo se ha robustecido y ampliado. Hoy por hoy, nuestro querido Club es una Institución referente en la promoción de los deportes náuticos a nivel nacional.
Damas y caballeros, nos acercamos al sesquicentenario de nuestra fundación. Veamos cómo queremos recibir el siglo y medio. O, dicho de otra manera, pensemos cómo queremos que nos reciban los 150 años de fundación de nuestro querido y sentido Club de Regatas “Lima”.
Yo tengo algunas ideas. Menciono la principal: Unidad. Unidad que se logra con liderazgo y sólidos valores éticos y morales.
Los invito a que nuestro día a día, hora a hora, minuto a minuto, sean jornadas de cátedra imitable por quienes vienen detrás de nosotros: nuestros hijos, sobrinos, familiares y amigos.
¡Feliz aniversario, Club de Regatas “Lima”!
Jorge Adrianzén Prato, Director Secretario